En
Internet, como en el mundo físico, nuestra actividad deja un rastro.
Además de los datos personales que aportamos voluntariamente al darnos
de alta en servicios como redes sociales, portales de contactos o de
compra online, y de los datos personales propios que otros pueden
publicar en sitios web sin nuestro conocimiento, nuestra navegación en
Internet deja rastros que pueden identificarnos.